Diapositivas

26 de junio de 2025

¿Y si el reloj no es el enemigo?
Me retiré unos pasos, observando aquella frase desde cierta distancia.
El tic-tac, el aroma del café, cada momento que se detenía como abrazado por la eternidad, o se esfumaba, como siendo robado en un instante.
De todo aquello, el reloj fue y es testigo. Ha observado y observará, ha marcado y marcará, el ritmo de mi vida, de lo que hubo, de lo que no hubo y de lo que habrá.

No, el reloj no es mi enemigo. Es un lugar donde residen los lugares; a donde van todas esas cosas, y sus momentos, como los vividos en Portugal.

Con aplomo y con ese tipo de miedo que sólo la curiosidad, la inconsciencia y el deseo de entender logran vencer, aparté sus agujas con cuidado y comencé a deslizarme por su esfera. Notaba su corazón de engranajes palpitando, como cuando de niña me dormía en el pecho de mi padre mientras él me contaba historias en silencio. Mi cuerpo trazaba círculos, ganando velocidad con cada vuelta. Y en cada círculo me veía a mí misma tomando café en distintos rincones de Lisboa, escribiendo con urgencia, observando en silencio a mi padre tallando en la esquina del salón… como si pasaran ante mí las diapositivas de un carrusel.
De repente, la esfera se abrió, y me encontré dentro del reloj. Estaba en el suelo, esparcida junto a esas diapositivas… y muchas otras más.